El mundo en 2030 según el Foro de Davos: “No serás propietario de nada, pero serás feliz”. Análisis crítico del documento del Foro Económico Mundial
Por Fausto Frank
El Foro de Davos viene adelantando su visión del futuro: mientras anuncia un “Gran Reseteo” (“The Great Reset”) del capitalismo global post-Covid-19, con un llamado de su presidente, Klaus Schwab, junto al príncipe Carlos de Inglaterra, tal y como difundió en su tapa la revista Time en una de sus últimas ediciones, ahora también ofrece detalles de cómo las élites del poder económico imaginan el mundo en el año 2030. “No serás dueño de nada, pero serás feliz”, informa (no tan) crípticamente Davos.
“Como muestran el Brexit y la victoria de Donald Trump, predecir incluso el futuro inmediato no es tarea fácil. Cuando se trata de cómo será nuestro mundo a mediano plazo, cómo organizaremos nuestras ciudades, de dónde obtendremos nuestro poder, qué comeremos, qué significará ser un refugiado, se vuelve aún más complicado. Pero imaginar las sociedades del mañana puede darnos una nueva perspectiva sobre los desafíos y oportunidades de hoy”, se explica en un video de difusión que rápidamente se viralizó en las redes.
El primer punto resulta quizá el más inquietante: “No serás dueño de nada, pero serás feliz”, sostiene, casi como un homenaje a aquella distopía de Aldous Huxley “Un Mundo Feliz”. ¿Qué implica para el Foro de Davos que no dispondremos de propiedades? Veamos cómo lo explica en el artículo adjunto a la publicación: “Todos los productos se habrán convertido en servicios. “No tengo nada. No tengo auto. No soy dueño de una casa. No tengo electrodomésticos ni ropa””, el ser humano dejará de ser propietario (nada muy alocado luego de la crisis económica global a partir del Covid-19) y pasará a ser un mero usuario de elementos que le proveerá el sistema, cabe preguntarse: ¿a cambio de qué?
Y se explaya en la descripción: “Ir de compras será un lejano recuerdo en la ciudad de 2030, cuyos habitantes se han abierto a las energías limpias y piden prestado lo que necesitan. Suena utópico, hasta que se menciona que cada uno de los movimientos son rastreados y fuera de la ciudad viven franjas de descontentos, la descripción definitiva de una sociedad dividida en dos”.
Si bien no explica cómo la parte de “esa sociedad dividida en dos” podrá acceder a dichos servicios, si bien para ese futuro de robotización sin trabajo (ya el Foro ha expresado que para 2025 el 50% del trabajo lo realizarán las máquinas).
La idea que promueve Davos es que todos dependan del acceso a la “renta básica universal“. Cabe preguntarse, ¿qué ocurriría si combinamos esto con el sistema de crédito social que aplica China con puntajes sobre el comportamiento de cada ciudadano?
La cuestión ecológica y del “Cambio Climático” resulta central para la reorganización del sistema capitalista que plantea el Foro Económico Mundial: “Existe un precio global para el carbono. China tomó la delantera en 2017 con un mercado para negociar el derecho a emitir una tonelada de CO2, lo que encamina al mundo hacia un precio único del carbono y un poderoso incentivo para deshacerse de los combustibles fósiles, predice Jane Burston, directora de Clima y Medio Ambiente en el Laboratorio Nacional de Física del Reino Unido. Mientras tanto, Europa se encontrará en el centro del comercio de paneles solares baratos y eficientes, ya que los precios de las energías renovables habrán caído abruptamente”.
Este reordenamiento mundial tiene su contraparte en la hegemonía de las distintas potencias en el que el globalismo avanza hacia estructuras por fuera de EEUU como exclusivo anfitrión: “Se acabó el dominio de Estados Unidos. Tenemos un puñado de potencias globales. Los estados nacionales habrán regresado, escribe Robert Muggah, director de investigación del Instituto Igarapé. En lugar de una sola fuerza, un puñado de países, entre ellos Estados Unidos, Rusia, China, Alemania, India y Japón, muestran tendencias semiimperiales. Sin embargo, al mismo tiempo, el papel del Estado se ve amenazado por tendencias que incluyen el auge de las ciudades y la difusión de identidades en línea”.
También se muestra un futuro de creciente integración del cuerpo humano con la tecnología, tal como siempre lo soñó el transhumanismo: “Adiós hospital, hola hogar-spital. La tecnología habrá avanzado aún más contra las enfermedades, escribe Melanie Walker, doctora en medicina y asesora del Banco Mundial. El hospital tal como lo conocemos estará a punto de desaparecer, con menos accidentes gracias a los coches autónomos y grandes avances en la medicina preventiva y personalizada. Los bisturíes y los donantes de órganos serán obsoletos, será el tiempo de los diminutos tubos robóticos y los órganos bioimpresos”.
Estos cambios en el ser humano también afectarán su dieta. Tal y como lo han venido anunciando, el fin del consumo de carne animal como la conocemos está cada día más cerca, también como una consecuencia del temido “Cambio Climático”: “Estaremos comiendo mucha menos carne. A diferencia de nuestros abuelos, trataremos la carne como un lujo en lugar de un alimento básico, escribe Tim Benton, profesor de ecología de poblaciones en la Universidad de Leeds, Reino Unido. No serán la agricultura grande o los pequeños productores artesanales los que ganen, sino una combinación de los dos, con comida preparada rediseñada para ser más saludable y menos dañina para el medio ambiente”.
El esquema también prevé la integración total de la fuerte inmigración promovida en Europa en estos años (un producto de la permanente destrucción por medios bélicos de Medio Oriente, si bien el Foro lo atribuye también al “Cambio Climático”): “Los refugiados sirios de hoy, serán los directores ejecutivos (CEOs) de 2030. Los refugiados sirios con un alto nivel de educación habrán alcanzado la mayoría de edad en 2030, lo que justifica la integración económica de aquellos que se han visto obligados a huir del conflicto. El mundo necesita estar mejor preparado para las poblaciones en movimiento, escribe Lorna Solis, fundadora y directora ejecutiva de la ONG Blue Rose Compass, ya que el cambio climático habrá desplazado a mil millones de personas”.
Las democracias formales tal y como las conocimos también pasarían a ser algo obsoleto: “Los valores que construyeron Occidente se habrán puesto a prueba hasta el límite. Olvidaremos los frenos y contrapesos que refuerzan nuestras democracias bajo nuestro propio riesgo, escribe Kenneth Roth, Director Ejecutivo de Human Rights Watch”.
Culmina el informe con una perspectiva que hasta hace poco podía parecer de ciencia ficción: avanzar hacia la colonización del espacio exterior y particularmente del planeta Marte: “Para la década de 2030, estaremos listos para llevar a los humanos hacia el Planeta Rojo”. Es más, una vez que lleguemos allí, probablemente descubriremos evidencia de vida extraterrestre, escribe Ellen Stofan, científica jefe de la NASA. La gran ciencia nos ayudará a responder grandes preguntas sobre la vida en la tierra, así como a abrir aplicaciones prácticas para la tecnología espacial”. Cabría preguntarse en este caso quiénes serán los poquísimos de entre las élites que efectivamente usufructuarán los nuevos recursos y espacios conquistados.
Volviendo al comienzo: un mundo en el que “no seremos dueños de nada” será un mundo en el que la élite de Davos será dueña de todo.
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